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Las compañías UCB y Amgen acaban de presentar los resultados detallados del estudio clínico fase III ARCH, que demuestran que el tratamiento a 12 meses con romosozumab (Evenity®) seguido de alendronato, fue superior en la reducción de nuevas fracturas clínicas vertebrales y no vertebrales, y de cadera, en mujeres posmenopáusicas con osteoporosis y riesgo elevado de fractura, en comparación con el grupo que solo recibió alendronato. Respecto a los efectos secundarios, éstos fueron similares en los dos grupos, si bien se anotó un desequilibrio, comunicado previamente, en los efectos adversos graves cardiovasculares confirmados. Estos resultados han sido publicados en la prestigiosa publicación New England Journal of Medicine (NEJM), al tiempo que han sido presentados en la reunión anual de la Sociedad Americana de Investigación Ósea y Mineral, que se ha celebrado en Denver, del 8 al 11 de este mes[1].

 

En el estudio se observó que, a lo largo de 24 meses, las mujeres posmenopáusicas con osteoporosis en el grupo de tratamiento con romosozumab, mostraron una reducción relativa, estadísticamente significativa, del 48,0% en el riesgo de una nueva fractura vertebral (columna vertebral) en comparación con las que recibieron únicamente alendronato (6,2% frente a 11,9%, respectivamente [p<0,001]). En el análisis principal, las mujeres del grupo en tratamiento con romosozumab también mostraron una reducción relativa, estadísticamente significativa, del 27,0% en el riesgo de fractura clínica, que incluye fractura no vertebral y fractura vertebral clínica (9,7% frente a 13,0%, respectivamente [(p<0,001]).

 

 

“El estudio ARCH muestra que el tratamiento con romosozumab puede reducir el riesgo de fractura en mayor medida, que el tratamiento con alendronato, terapia de primera línea para la osteoporosis de uso frecuente”, afirma el autor principal del estudio, Kenneth F. Saag, catedrático de Medicina en la Facultad de Medicina de la Universidad de Alabama, en Birmingham. “Al compartir los resultados detallados de eficacia y seguridad, nuestro objetivo es ayudar a los médicos a comprender el perfil de beneficio/riesgo de romosozumab, y su potencial como opción de tratamiento, para las mujeres posmenopáusicas que sufren osteoporosis”.

 

En el análisis principal, las mujeres posmenopáusicas del grupo en tratamiento con romosozumab, mostraron una reducción relativa estadísticamente significativa, del 19,0% en el riesgo de fracturas no vertebrales (8,7% frente a 10,6%, respectivamente [p=0,04]). También se observó, una reducción relativa del 38,0% en el riesgo de fracturas de cadera (2,0% frente a 3,2%, respectivamente [p=0,015] nominal), en comparación con las mujeres que recibieron sólo alendronato.

 

 

Las mujeres posmenopáusicas que recibieron romosozumab lograron un aumento mayor de la densidad mineral ósea (DMO), con respecto a la situación inicial, en todos los lugares medidos y en todos los momentos del estudio, frente a las que recibieron solo alendronato.  En el mes 12, el cambio porcentual fue mayor con romosozumab frente a alendronato en la columna lumbar (13,7% frente a 5,0%, respectivamente [p<0,001]) y en la cadera total (6,2% frente a 2,8%, respectivamente [p<0,001]). En un subgrupo de pacientes evaluadas cada seis meses, se observaron aumentos significativos a partir del sexto mes en todos los lugares (p<0,001).

 

En general, los efectos secundarios y los efectos secundarios graves fueron similares ambos grupos de tratamiento. Se observó un desequilibrio en los acontecimientos adversos graves cardiovasculares, confirmados durante el periodo de 12 meses en 50 pacientes (2,5%) tratadas con romosozumab frente a 38 pacientes (1,9%) tratadas con alendronato, que fueron detallados como acontecimientos isquémicos cardíacos y acontecimientos cerebrovasculares.

 

 

Los porcentajes de pacientes con efectos secundarios y los efectos secundarios graves durante el estudio, así como, en el periodo de tratamiento inicial de 12 meses con romosozumab, fueron comparables  en ambos grupos, incluidas las incidencias de osteoartritis, hipersensibilidad, cáncer e hipocalcemia. Se comunicaron reacciones en el lugar de la inyección, la mayoría de carácter leve, en el 4,4% de las pacientes del grupo en tratamiento con romosozumab y en el 2,6% del grupo de alendronato, durante el periodo inicial de 12 meses.

 

En el periodo de la  fase abierta  con alendronato, se confirmaron dos acontecimientos de osteonecrosis de la mandíbula: uno en una paciente tratada con romosozumab seguido de alendronato y otro, en una paciente tratada sólo con alendronato. También se confirmaron acontecimientos de fractura femoral atípica, durante el periodo abierto con alendronato, en seis pacientes: dos pacientes tratadas con romosozumab seguido de alendronato y cuatro tratadas solo con alendronato.

 

 

Acerca del estudio ARCH 

 

 

El ARCH (Active-contRolled FraCture Study in Postmenopausal Women with Osteoporosis at High Risk of Fracture [Estudio de fracturas controlado con medicamento activo en mujeres posmenopáusicas con riesgo elevado de fractura]) es un estudio clínico fase III, multicéntrico, internacional, aleatorizado, doble ciego y controlado con alendronato, en el que han participado 4.093 mujeres posmenopáusicas con osteoporosis y riesgo elevado de fractura teniendo en cuenta los antecedentes de fracturas.

 

Las pacientes fueron aleatorizadas en proporción 1:1 para recibir 210mg de romosozumab por vía subcutánea todos los meses o 70mg de alendronato por vía oral todas las semanas, durante el periodo del estudio doble ciego controlado con alendronato de 12 meses. Después del periodo del estudio doble ciego con el comparador activo, las pacientes recibieron alendronato mientras se mantenía el enmascaramiento de su asignación de tratamiento inicial. La incidencia de nuevas fracturas vertebrales se evaluó a los 24 meses. La incidencia de fracturas clínicas se evaluó en el análisis principal, cuando se produjesen 330 fracturas o cuando la última paciente llevase en el estudio 24 meses, lo que ocurriese más tarde. Además, en el análisis principal se evaluaron otros importantes criterios de valoración de fractura no vertebral y de cadera.

 

 

Acerca de romosozumab 

 

 

Romosozumab, que aún se encuentra en fase de investigación, es un anticuerpo monoclonal formador de hueso que ha sido diseñado para inhibir la proteína esclerostina, lo que permite aumentar rápidamente la formación de hueso y, al mismo tiempo, reducir su reabsorción. Este medicamento está siendo desarrollado conjuntamente por Amgen y UCB, y se está estudiando en un extenso programa clínico global de fase III debido a su potencial para reducir el riesgo de fracturas. En este programa se incluyen dos ensayos en fracturas con un gran número de pacientes en los que se compara con placebo y con un fármaco de referencia activo en más de 10.000 mujeres posmenopáusicas con osteoporosis.

 

Amgen y UCB trabajan conjuntamente desde 2004 en base a un acuerdo de colaboración y licencia para investigar, desarrollar y comercializar fármacos anticuerpos dirigidos a la proteína esclerostina. Como parte de este acuerdo, las dos compañías siguen colaborando en el desarrollo de romosozumab para el tratamiento de la osteoporosis. Este proyecto de gen a fármaco demuestra cómo Amgen y UCB están uniendo fuerzas para convertir un descubrimiento genético en un nuevo medicamento, haciendo realidad la ciencia conceptual. 


[1] Saag K, Petersen J, Brandi ML, et al. Romosozumab or alendronate for fracture prevention in women with osteoporosis. N Engl J Med 2017; DOI: 10.1056/NEJMoa1708322.

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