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Según expertos reunidos este fin de semana en el encuentro virtual
“Un invierno pediátrico en Mallorca 2021”

 

• Sentimientos de culpa, vergüenza y actitudes de castigo nada beneficiosas hacia unos niños que también pueden sufrir cierto distanciamiento social, evitando acudir por ejemplo a campamentos o casas de amigos y familiares por vergüenza a tener algún episodio, sumado a la situación de ansiedad y afectación de la autoestima, perjudican a los menores.

• Según datos del INE, en Islas Baleares hay 58.886 niños entre 5 y 9 años y, de ellos, el 16% (cerca de 9.500) padecen enuresis y gran parte no están diagnosticados.

• Es muy importante la labor del pediatra de atención primaria: es él quien debe preguntar a las familias de forma abierta y sin actitud recriminativa si el niño moja la cama por la noche y, para ello, se debe aprovechar cualquier visita a partir de los 5 años.

Mallorca, 8 de febrero de 2021– Según la Dra. Natalia Espinosa, pediatra de la Unidad de Nefrología Infantil del Hospital universitario Son Espases y ponente del encuentro virtual Un invierno pediátrico en Mallorca 2021, “cuando hablamos de enuresis nos referimos a la presencia de escapes de orina nocturnos, involuntarios, que ocurren durante el sueño en un niño a partir de una edad en la que teóricamente se acepta que debe haber conseguido el control de esfínteres nocturno, la mayoría de las sociedades la sitúa en los 5 años. Se estima que afecta a un 16% de los niños de 5 años, en Baleares, con una población de 58.886 niños entre 5 y 9 años, serían cerca de 9.500, aunque la cifra disminuye de forma progresiva hasta aproximadamente un 1-3% en la pubertad”.
La doctora centró su ponencia en la enuresis primaria monosintomática, aquella en la que no ha habido ningún período de más de 6 meses seguidos de noches secas y que no presenta ningún escape durante el día ni clínica urinaria sugerente de patología asociada.

A pesar de que se sabe que es un trastorno muy frecuente, son muchas las familias que no consultan por este problema, “podemos encontrar familias y lo más importante, niños, a los que no les importa y están cómodos con la situación, no queriendo adoptar ninguna medida terapéutica o, al contrario, familias en las que la situación genera importantes conflictos, con sentimientos de culpa, vergüenza y actitudes de castigo nada beneficiosas hacia unos niños que también pueden sufrir cierto distanciamiento social, evitando acudir por ejemplo a campamentos o casas de amigos y familiares por vergüenza a tener algún episodio, sumado a la situación de ansiedad y afectación de la autoestima derivado de todo ello” indica la experta.

“Normalmente, conforme crece el niño, más consciente es de la situación y más receptivo está en buscar una solución, lo cual es fundamental en el manejo”, por ello es importante consultar con el médico si, pasados los 5 años, siguen mojando la cama.

Para la doctora es muy importante la labor del pediatra de atención primaria: es él quien debe preguntar a las familias de forma abierta y sin actitud recriminativa si el niño moja la cama por la noche y se debe aprovechar cualquier visita a partir de los 5 años. “Al tener una importante agregación familiar, es muy frecuente encontrar que alguno de los padres (a veces incluso los dos) fueron enuréticos en la infancia hasta edad avanzada, en una época en la que no se hacía tratamiento asumiendo que era algo “propio de la edad”, otros consideran que se trata de un proceso madurativo y otros tienen sentimientos de culpa y vergüenza que les inducen a ocultar el problema dentro de la unidad familiar y el principal problema es que muchas familias no consultan por este motivo”. Retrasar el abordaje puede tener importantes consecuencias psicológicas en los niños, si bien es cierto, que una vez resuelto el problema y llegar a edad adulta, no parece tener repercusiones a este nivel. Sin embargo, hay estudios que indican que puede persistir hasta en un 0.5-1% de la población adulta.
Para el diagnóstico de esta patología, basta con hacer una buena historia clínica y exploración, normalmente no suele requerir ninguna prueba complementaria salvo que no mejore con el tratamiento.

La enuresis tiene tratamiento.-

Los pediatras cuentan con diferentes opciones, pero todas pasan por unas medidas generales como asegurar un hábito miccional normal durante el día (orinar una 5-6 veces al día, adoptando posturas relajadas), evitar el estreñimiento o tratarlo si existe, tener una dieta sana evitando bebidas carbohidratadas o con cafeína, sobre todo en la cena, y limitar el consumo de líquidos a última hora del día. Para ello, es fundamental una actitud activa por parte del niño.

“Además, en un primer escalón de tratamiento podemos optar por sistemas de alarma que enseñan al niño a despertarse cuando tienen la sensación de vejiga llena y otros métodos farmacológicos que disminuyen la cantidad de orina producida por la noche. La elección de uno u otro tratamiento dependerá de las características de la enuresis y sobre todo, del grado de implicación de familias y del niño, teniendo cada una de ellas una tasa de éxitos y recaídas diferentes”, asegura.

Pandemia y enuresis.-
Para muchos pediatras, los niños han sido los “grandes olvidados” en esta época; fueron los primeros en estar confinados cortando completamente toda relación física con amigos y familiares, se cerraron parques, escuelas, ha cambiado la forma de vivir y esto ha pasado factura a los niños. Según la Dra. Espinosa, “probablemente, secundario en parte al estrés emocional haya más casos de enuresis en general, muchos de ellos no diagnosticados aún. Por desgracia, la situación obliga a que gran parte del trabajo de los centros de salud se tenga que resolver por teléfono pero, en pediatría, creo que es especialmente importante el contacto cercano con nuestros pacientes, hay que hablar con el niño, no solo con los padres, explicarles lo habitual de este proceso, que no deben de sentir vergüenza, hay que hablarles con palabras sencillas que ellos entiendan, explicarles por qué ocurren los escapes y lo que pueden hacer para mejorarlos y, sobre todo, deben sentir que el pediatra estará apoyándole en todo el proceso hasta que se encuentre el mejor tratamiento para él que solucione el problema”.

Organizado por el Servicio de Pediatría de la Clínica Rotger Quironsalud y coordinado por el Dr. Diego de Sotto Esteban, Jefe de Pediatría, el encuentro ha reunido a más de 100 facultativos de la islas para actualizar conocimientos sobre temas que afectan a la edad pediátrica como el Síndrome de Noonan; la infección urinaria y el reflujo vesicoureteral; el asma y sibilancias; la vacunación del papiloma en adolescentes y del rotavirus en prematuros; cómo afecta el uso y abuso de pantallas en la infancia o la telemedicina y pediatría en la pandemia COVID como oportunidad de mejora para el futuro.

El encuentro ha contado con la colaboración de Ferring

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